Por: Agustín Hernández Parra
@agustinHTVEn los últimos días mucho se ha escrito y debatido sobre el papel laico del estado y los yerros en los que ha caído el gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador en dicho tema.
Desde prestar el Palacio de Bellas Artes a la hoy tan cuestionada religión Luz del Mundo, la participación de ministros de culto en actos de gobierno, como fue el evento de Unidad en Defensa de la Dignidad de México y en favor de la Amistad con el Pueblo de los Estados Unidos, celebrado en Tijuana.
También, el decreto presidencial publicado casi casi en lo oscurito por el presidente de la República al reglamento interno de la Secretaria de Gobernación con el que se eliminó el principal obstáculo que impedía formalizar la participación de las iglesias en el proyecto político y social de la 4T.
Como lo dio a conocer Carmen Aristegi, la semana pasada, López Obrador busca el apoyo de las iglesias para intervenir en políticas públicas para la reconstrucción del tejido social, el primer paso, dicen, para erradicar la violencia del país.
¿Cómo dicha estrategia estaría afectando a Puebla? Veamos, en el tema legislativo, la agenda que enarbolaron los candidatos de Morena y sus aliados para llegar al Congreso local fue legislar y establecer una agenda progresista, y lograr que en Puebla se apruebe la despenalización del aborto, el matrimonio igualitario, entre otros, que siempre han sido muy polarizantes en nuestra Puebla de los Ángeles.
Pero cada día veo más lejos que este tipo de iniciativas prosperen pese a que Morena es mayoría y controla el Poder Legislativo.
Más de 9 meses de la actual legislatura y estas iniciativas duermen el sueño de los justos, en la congeladora, y dudo mucho que sean los actuales diputados los que logren aprobar estos temas.
En estos momentos, la agenda legislativa está pasando a segundo o tercer plano, pues el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, Gabriel Biestro Medinilla, está más preocupado y ocupado en allanar la llegada del gobernador electo y sacar las reformas y modificaciones a la estructura de gobierno, con la conformación de las nuevas secretarías que ha esbozado Luis Miguel Barbosa Huerta, para que estén funcionando en la siguiente administración estatal.
Lo anterior se suma a lo que ha sucedido en otros Congresos locales con mayoría de Morena que están legislando con una agenda conservadora, como en Sinaloa, entidad en la que se rechazó el dictamen para legalizar el matrimonio igualitario en la entidad, la semana pasada.
Pese a que diputados de Morena son mayoría en el Congreso, con 23 legisladores, la votación fue 20 votos en contra y 18 a favor de esta iniciativa.
En el Congreso local, la presidenta de la Comisión de Procuración de Justicia, María del Carmen Cabrera Camacho, anunció la realización de Foros y Mesas de Trabajo para discutir la propuesta de la priista Rocío García Olmedo de disminuir de un año a seis meses las sanciones de cárcel o de 100 a 300 días de trabajo comunitario cuando una mujer aborte antes de las 12 semanas, un tema bastante discutido y diagnosticado.
Después una diputada de Morena, Cristina Tello Rosas, declaró que está en contra despenalización del aborto en el estado de Puebla, que de manera particular, defenderá la vida desde su concepción hasta la muerte.
Por ello, en Puebla, con todos estos antecedentes, y pese a que existirá un gobierno de izquierda, y que los diputados de Morena en teoría de izquierda son mayoría en el Congreso, la agenda progresista bien podría esperar una legislatura más.